Tienes una idea brillante y la seguridad de que va a funcionar, pero no sabes cómo financiarla. Es una situación que, aunque es desalentadora, es muy común. Sin embargo, lo que muchos emprendedores desconocen es que hay una multitud de soluciones que te permitirán disponer del dinero que necesitas para poner en marcha tu proyecto.
Lo que hay que tener claro antes de dar el salto y salir en busca de capital externo es que hay una serie de aspectos que te harán decantarte por una solución determinada. Por ejemplo, ¿cuánto dinero necesitas? ¿para qué lo necesitas? ¿qué características tiene tu proyecto? Según explica el comparador financiero WannaCash.es, en función de tus respuestas y tus reclamos, tendrás que acudir a una vía de financiación o a otra:
- Autofinanciación o FFF (friends, family and fools; “amigos, familia e inocentes”). Aunque supone un esfuerzo en nuestra economía, debemos invertir parte de nuestro dinero en apoyar el proyecto para generar confianza en el resto de personas de tu entorno. Si tú no confías en que tu idea de negocio salga adelante, nadie lo hará.
- Financiación colectiva y micromecenazgo. Dentro de esta opción de financiación existen diferentes soluciones:
– Crowdfunding: la más conocida y popular. Consiste en intentar conseguir financiación (en un tiempo determinado y limitado) para tu proyecto a través de una plataforma online. Hoy en día y debido a su rápida expansión hay multitud de plataformas de este tipo (como Lánzanos o Kickstarter).
– Crowdsourcing: vendría a ser como una externalización. Es decir, haces una petición a una multitud de personas a través de una plataforma web (Quirky, por ejemplo), las cuales podrán ayudarte, aportarte soluciones o abaratar determinados procesos y actividades que tú, como particular o como empresa, no puedes realizar directamente.
– Playfunding: es una forma de financiación alternativa surgida hace algo más de dos años. De esta manera puedes ganar dinero a través de anuncios publicitarios subiendo tu proyecto a una plataforma dedicada a ello (como Helplays).
- Créditos bancarios. Los españoles solemos acudir al banco para pedir un crédito para financiar nuestras empresas por encima de la media europea. Y acudir a tu “banco de confianza” puede ser una solución si eres una persona solvente y presentas un proyecto trabajado y realista. En caso de contar con un nivel de recursos económicos reducido existe una modalidad de préstamo, los minicréditos que son tramitados íntegramente a través de Internet y sin apenas restricciones.
- Venture capital. La financiación de tu proyecto o startup se hace a través de Sociedades de Capital de Riesgo. Estas sociedades invierten elevadas cantidades de dinero a cambio de un puesto ejecutivo en la empresa y/o por un determinado porcentaje de acciones. Este tipo de financiación es relativamente peligrosa, ya que en un futuro puedes verte obligado a tomar decisiones y ejecutar acciones con las que no estás de acuerdo o que no quieres tomar.
- Subvención pública. Aunque las administraciones públicas no suelen financiar de forma directa proyectos o empresas particulares, sí que existen subvenciones y ayudas estatales (autonómicas o locales) en el caso de que cumplas una serie de requisitos. Generalmente apoyan proyectos que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, innovadores o que muestren una ventaja competitiva en algún sector de interés.