¿Cuáles son los principales motivos por los que se juega la lotería?

El corazón se te acelera, te pones nervioso, inquieto y sólo cuando descubres el resultado final es cuando te liberas de esas emociones que por unos instantes que te parecen eternos te aprisionan por completo. Sólo cuando sabes si la suerte estuvo o no de tu lado en el sorteo es cuando te “vuelve el alma al cuerpo”.

Ganar siempre es emocionante y tener con quien compartir esa emoción es aún más gratificante. Esto se evidencia en las risas, las lágrimas, los abrazos de felicitación y todas las manifestaciones de alegría que se producen cuando alguien gana los conocidos sorteos navideños que se realizan en España.

Entre los principales motivos por los que se juega se incluyen los aspectos emocionales y sociales. De hecho, se dice que las personas que juegan son más sociables que quienes no lo hacen, según ha concluido el estudio Percepción social sobre el juego de azar en España 2016, publicado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) con el patrocinio de la Fundación Codere.

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El impacto social de los juegos de azar es tal que para quienes no juegan es difícil resistirse a la tentación y terminan haciéndolo, aunque sea una vez, por la fuerte influencia de los demás. Lo que en el citado libro se denomina “envidia preventiva”, también es un factor determinante.

Ni siquiera la expectativa o la ilusión de obtener el gran premio son tan potentes como el hecho de pensar que como está “jugando casi todo el mundo” el premio le podría tocar un amigo o conocido, explica el estudio.

En el citado libro se establecen la “envidia preventiva”, la costumbre y la presión social como los principales motivos por los que la gente juega, al menos en España. Es tan fuerte el impacto social de las loterías de Navidad en este país que apenas aproximadamente un 25% de la población se resiste a jugarlas.

El estudio señala que estos sorteos resultan “irresistibles” hasta para los “no jugadores” debido a la presión y el contexto social, factores que pueden influir incluso más que los motivos derivados del propio juego.

“Su carácter masivo y la absoluta seguridad de que si toca a alguien en el círculo familiar o social será inevitable saberlo, impulsa más el juego que cualquier otro resorte”, establece el documento.

En definitiva, se podría decir que se  juega (cualquier tipo de juego) sobre todo en busca de emociones positivas, como las que provoca el hecho de ganar y por la necesidad de sentir que pertenecemos a un grupo.

Cuántos de nosotros hemos accedido alguna vez a jugar sólo por complacer a algún amigo o familiar… Y esto no está mal, pues siempre y cuando se juegue de forma moderada esto puede fortalecer nuestras relaciones con los demás.

Los intereses en común pueden fortalecer los vínculos entre las personas. Muestra de ello es lo bien que nos sentimos al coincidir con alguien que le gustan nuestros mismos libros, la misma música, películas o realizar nuestras mismas actividades deportivas o recreativas.

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