Es el eterno debate en las oficinas; llegan los meses de verano y comienza la lucha por el control del aire acondicionado. Unos se quejan de que la temperatura está demasiado baja y otros de que hace demasiado calor; lo que muchos desconocen es que, al margen de las preferencias de cada uno, es un hecho biológico que los hombres y las mujeres perciben la temperatura de diferente manera, lo que dificulta todavía más el consenso.
Una cuestión biológica
Hay que tener en cuenta el inicio de esta situación; tiempo atrás, cuando el control del aire acondicionado quedaba sólo en manos de los directivos y superiores, en su inmensa mayoría sólo hombres, la temperatura se regulaba en base a las necesidades del género masculino. Y es que, por norma general, el ritmo metabólico de los hombres es más rápido que el de las mujeres: esto es debido a que las mujeres suelen ser más menudas y tienen más grasa corporal, cuyo ritmo metabólico es más lento que el del tejido muscular, lo que hace que requieran una atmósfera ligeramente más cálida que el sexo contrario.
De esta manera, pierden menos calor y su temperatura corporal se mantiene de forma mucho más estable. Tampoco hay que olvidar que el género femenino está sujeto a diversos cambios hormonales que también juegan un papel importante en la percepción de la temperatura.
Con la inserción de las mujeres en el mundo laboral, la tarea de llegar a un consenso gana dificultad: ¿cómo conciliar las necesidades de todos? Hay que tener en cuenta otro factor que agrava la situación; mientras que los hombres suelen vestir con camisa y pantalón largo incluso durante el verano, lo cierto es que las mujeres suelen llevar ropas de tejidos más ligeros, que dejan expuesta buena parte de la piel, con lo cual sus necesidades de bajar la temperatura del aire acondicionado son inferiores.
Soluciones equitativas
Si bien siempre es difícil que llueva a gusto de todos, lo cierto es que se puede tratar de ajustar al máximo la temperatura para que nadie se sienta incómodo en su puesto de trabajo. Es importante tener en cuenta que no es recomendable bajar de forma excesiva la temperatura en un entorno de oficina, ya que se repercute en un mayor gasto; modificar la vestimenta para adaptarse a una atmósfera algo más cálida beneficiará tanto a nivel de gasto energético como de las necesidades generales de los trabajadores.
En el caso de las mujeres, proveerse de una chaqueta para las etapas del mes en que son más sensibles al frío ayudará a mantener una temperatura que resulte equitativa para el conjunto de trabajadores. En cualquier caso, el rango de temperatura ideal en un entorno de oficina con poca actividad física está situado entre los 25 y los 28º.